HANNA:
Empiezo a adaptarme a la rutina del día a día, ya hace una
semana que Daanna nos sacó de aquel horrible lugar.
Acabo de terminar de entrenar con Daanna y Violet y me he adelantado para irme a mi habitación ha ducharme. Empiezo a girar por distintos pasillos, este lugar es enorme. "Mierda me he perdido."
Empiezo a ponerme nerviosa y escucho a gente hablar. Vuelvo a girar alejándome de las voces, no me gusta nada estar entre gente que no conozco. Veo una sala enorme con la música a todo volumen y gente bailando. Recuerdo de golpe donde estoy y camino recto para ir a la puerta que sé que me llevará a mi habitación.
Sujeto con mi mano la daga que me acompaña desde el día que salí de allí. Y paso por donde veo menos gente, no me gusta nada estar aquí y cada vez me pongo más nerviosa. Miro hacía todos lados intentando no tocar a nadie, cuando me choco contra una espalda enorme y del golpe caigo al suelo de culo.
- Ahhhhh...noooo
Me arrastro por el suelo apartándome del chico con el que he chocado y me
encojo en una pared, temblando.
CHAD:
Salgo de la discoteca algo desorientado, acabo de
encontrarme a la jodida de mi ex liándose con un desconocido. ¡Maldita sea! Me
ciego de tal manera que al salir por una de las puertas y girarme a un lado no
veía como una chica venía hacia mi cuerpo rápidamente. En otras circunstancias
habría evitado la caída pero...demasiado.
-¿Estás bien?
Me acerco a la chica al verla echa una bola en una esquina del pasillo, algún que otro tío se la queda mirando raro, me agacho enfrente de ella y cuando voy a tocarla un poco el brazo lo retira temerosa.
Arrugo un poco el ceño,¿ pero que la pasa? Decido mirar mejor y algún cuchicheo detrás de mi hablan de secuestrados y salvados por Danna. Ostia!!! Los híbridos...tuerzo un poco la boca y la tiendo mi mano.
-Solo quiero ayudarte a levantarte… No sé si te hiciste mucho daño... No era mi intención provocarte una caída.
Ella niega con la cabeza y retrocedo dos pasos, se levanta del suelo poco a poco pero sigue quedándose en la esquina abrazándose los brazos. Miro a los lados, la gente no para de entrar y salir, unos menos descarados no miran y pasan de largo, los ‘bobos’ son los que se dedican a ni siquiera disimular.
-¿Por qué no mejor vamos allí?
Señalo hacia una puerta donde la gente no pasa tanto y pasaría desapercibida y no produciría ser el punto de mira. Ella tiembla y no puedo evitar sentir algo dentro de mí, no me gusta ver a alguien como ella está...es imaginarme su situación y no tengo claro si hubiera salido cuerdo, ni siquiera sé si habría Salido vivo de esa.
HANNA:
Me levanto poco a poco, mirando a todos lados, noto como los
ojos de todo el mundo está clavados en mí. Me abrazo a mi misma y me apretujo
más contra esa esquina.
El chico con el que me he chocado me dice que porque no vamos ha otro sitio, miro hacía donde me ha señalado con la cabeza y veo que es la puerta a la que intentaba llegar, asiento y empiezo a caminar hacía ella sin dejar de mirar a todos lados.
Instintivamente llevo una de mis manos hacía un costado de mi pantalón de chándal dónde se encuentra mi daga y acaricio el mango, intentando calmarme. Llego a la puerta que da a un pasillo que está solitario. Me relajo un poco.
Miro al chico, que de repente está demasiado cerca y me aparto ligeramente.
- Gra...gracias.
Me paso la mano por mi pelo rapado y aparto la mirada hacía una pared.
- Me...mejor me voy.
Tanta gente y la música a todo trapo, me estoy poniendo nerviosa, no me gusta no poder controlar mi entorno, llevo ocho años encerrada y sufriendo abusos, y no pienso dejar que me vuelva a pasar. Si consigo hacer lo que tengo en mente, tampoco es que este viva por mucho tiempo.
CHAD:
Miro como la gente y la música la está agobiando. Dios,
parece tan pequeña y tan frágil...me digo a mi mismo que tengo que acompañarla
a donde quiera que vaya para asegurarme que llega bien a su meta. Sonrío para
que se relaje un poco y muestro mis manos a cada lado de mi cuerpo para que no
piense que voy a hacerla algo.
-Perdona...no me he presentado, soy Chad. ¿Cómo te llamas tú?
La miro fijamente y me quedo perdido en sus ojos, tiene un
color precioso que me envuelve. Parpadeo y muevo mi cabeza al ver que ha movido
esos labios tan finitos que parece que están un poco chupados por la falta de
alimento. Achico los ojos, eso no sé porque pero no me gusta. Me disculpo y
vuelvo a preguntarla como se llama ya que entre sus ojos, mis pensamientos y
ese tono de voz tan bajito no he escuchado bien y la música de la discoteca no
ayuda. Ella vuelve a pronunciar un Hanna.
-Bien Hanna, encantado de conocerte...que te parece si te acompaño a donde quiera que vayas para asegurarme que llegas bien, no quiero que te pase nada más, con mi empujón involuntario ya tuviste bastante.
Tuerzo la boca y abro la puerta que tiene al lado, al parecer es la que iba a traspasar, la abro del todo y me aparto de su cuerpo para que pase dentro sin ningún tipo de miedo, la sigo y cierro la puerta de nuevo. Aquí ya se deja de oír la música y las voces de tanta gente.
-Aquí mucho mejor verdad?
Intento mantener una conversación pero solo me salen frases tontas, parezco un
novato en esto de hablar con las mujeres, aunque en parte lo soy, llevaba tanto
tiempo con la misma hasta descubrir sus puñaladas que me alejé por un buen
tiempo de toda chica que pudiera cautivarme, y justo de la que menos me
esperaba, vete tu a saber me estoy enganchando.
CHAD:
Así que Chad, nunca había escuchado ese nombre, aunque le
pega. Me pregunta mi nombre y me pongo nerviosa "¿Para que quiere saber mi nombre?", respiro hondo e
intento relajarme. "Tranquila
Hanna, no todo el mundo te quiere hacer daño, seguramente solo quiere ser
amable." Aunque de golpe noto mi garganta seca.
- Ha...hanna.
Esta como pensativo y me dice que lo siente que si se lo puedo repetir.
- Hanna, me llamo Hanna.
Me dice que me acompaña hasta donde estoy yendo y me pongo nerviosa, pero no me da tiempo a decirle que no, abre la puerta por la que quería irme y se hace a un lado para que yo pueda pasar. Me alejo todo lo que puedo de él y paso sin rozar su cuerpo. La música, las voces se acallan, y mis sentidos dejan de estar sobrexpuestos, me llega un ligero olor a chocolate blanco y la boca se me hace agua. "Alguien tiene que estar comiéndolo por aquí." Dice que aquí se está mejor y asiento.
- Me gusta el silencio y la tranquilidad
Pienso en el motivo, en el silencio puedes escuchar si alguien viene y estar
preparado, en sitios con ruido no, aunque cuando me secuestraron poco pude
hacer. Apreto los puños a cada lado de mi cuerpo y sigo caminando.
- No hace falta que me acompañes, si estabas aquí es porque
estabas divirtiéndote.
CHAD:
La sigo por inercia, no quiero dejarla sola, pero además es que tengo
curiosidad por saber donde va, donde vive, con quien se va a reunir. ¿Pero que
demonios me está pasando? Ella se gira y guardando las distancias me dice que
no es necesario lo que estoy haciendo.
-Yo creo que sí, por favor, déjame al menos confirmar que llegas bien donde quiera que vayas, es lo mínimo que te debo por provocarte semejante caída.
Ella dice que no fue mi culpa, que iba corriendo sin mirar y cegada hacia la puerta para pasar cuanto antes la multitud porque como ya ha dicho no la gusta los sitios ruidosos ni con mucha gente, me acerco a ella y toco sus manos haciendo que abra los puños, noto como tiembla y me aparto un poco. Una especie de corriente ha atravesado mi cuerpo dándome una buena sacudida, pero no dolorosa...sino. Bueno mejor que ignore todo esto o saldré malparado.
-Lo de la discoteca...mejor no hablemos por favor, fui a olvidar y más bien reencontré mi...es igual, dejémoslo
.
Sigo andando pero ella se ha quedado parada, quieta en el sitio, me mira como con curiosidad. Alzo una ceja interrogante. Y escucho un "que te pasa?" Sonrío como un tonto porque la da curiosidad lo que me pasa.
Sigo andando pero ella se ha quedado parada, quieta en el sitio, me mira como con curiosidad. Alzo una ceja interrogante. Y escucho un "que te pasa?" Sonrío como un tonto porque la da curiosidad lo que me pasa.
-Mejor que no quieras saberlo Hanna, no es tan desagradable como lo tuyo, pero me produce un ardor que no me gusta.
Aunque desde que sé su historia, pensar que la han maltratado me arde más en el
estómago que mi simplona historia. Aprieto los puños y los relajo cuando su
vista va hacia ellos, se asusta y aleja.
-¡No! Por favor...solo estaba pensando en aquellos que te hicieron daño...por eso lo de los puños, sólo querría vengarte y estrellárselos en la cara por infelices y engendros. No te asustes de mí por los dioses...solo te ayudaría y cuidaría, jamás te podría ni quiero hacer daño.
Ella suspira y da un paso hacia mí, me relajo y doy otro hacia ella, siento sus ganas de alejarse por inercia y como se aguanta un poco, de momento he ganado un paso, tarde o temprano llegaré a poder tocarla.
HANNA:
Chad, no sé por qué, es uno de los pocos con los que me
siento cómoda y no me dan ganas de salir corriendo y encerrarme en mi
habitación. Cuando dice lo de vengarme, algo cálido se enciende en mi interior.
Pero yo ya no puedo sentir nada, ya no. En mi interior solo hay dolor y las
ganas de venganza. Y una vez consiga vengarme y asegurarme que esos animales no
le podrán hacer a nadie más lo que me hicieron a mí, solo entonces podré irme
con mis padres.
- No necesito que nadie me vengue. Yo puedo hacerlo sólita. Sólo necesito tiempo.
Seguimos caminando y me pregunta si tengo familia, si me iré con ellos cuando me recupere. Ante habría llorado al recordarlos, pero ya no me quedan ni lágrimas ni sentimientos.
-No. Mis padres eran la única familia que tenía y ellos los mataron cuando me cogieron.
Noto como Chad palidece y me dice que lo sentía que no sabía nada. Yo niego con la cabeza y decido preguntarle yo a él.
-¿Tú tienes familia?
No dejo de oler a chocolate blanco por todo el pasillo, noto como mis colmillos se alargan en mi boca y tengo ganas de hincarle el diente a algo, pero yo nunca le haré eso a nadie, tengo mordiscos por todo mi cuerpo y no es muy agradable que te muerdan.
CHAD:
Aún tengo el nudo en la garganta,¡ joder Chad! Me regaño a
mi mismo mentalmente por haber metido de esa gran manera la pata...que digo la
pata, he metido el cuerpo entero, ¿cómo no se me pudo ocurrir?
Meneo la cabeza negando a mi mismo mi fallo. Suspiro y vuelvo a la realidad cuando la escucho preguntarme por mi familia. Sonrío pero aún tengo esa expresión algo blanca reflejada en mi rostro.
-Pues mi familia...mi padre, mis hermanos y yo nos dedicamos a lo mismo, somos mecánicos, nos fascinan los coches. Digamos...que mi familia está bien.
La miro y en sus ojos se refleja un brillo, uno que aún no consigo descifrar, es extraño pero desde que esa lagarta me rompió el corazón no me interesaba por ninguna mujer, viera o no que sufría, pero ella es diferente, parece tan pequeña, y tan frágil.
Suspiro y me acerco un poco a ella, lo extraño es que no recula, se queda como de piedra, sin moverse y casi en la pared apoyada.
-No pienso hacerte nada malo...sólo quiero asegurarme de que estás bien, por alguna extraña razón que ni yo mismo descubro necesito... ¿cuidarte?
Lo digo interrogante porque vete tu a saber que narices me
está pasando. Ella arruga un poco la nariz de una manera graciosa y me río
flojo observándola, con un dedo toco la punta de esta y hago que desarrugue la
nariz.
-Así estás mucho más guapa pequeña.
¿Pequeña? pero bueno...esto ya es de risa, hacia que no
salían palabras cariñosas de mi boca… Siglos y juré no volver a hacerlo así
porque sí. Suspiro. Ya da igual, ya está dicho. Ella arruga el ceño y alza una
ceja, no me extraña... Susurra un "¿pequeña?¿cuidarme?"
-Sí, perdona si no te gusta que te llame así no volveré a hacerlo...pero sí pareces tan...frágil, tan... no lo sé, solo siento eso.
HANNA:
Lo miro aún un poco asustada, él me parece enorme con todos
esos músculos y yo soy tan poquita cosa desde.... "No Hanna no
pienses en eso."
-No quiero la compasión de nadie. No tienes que cuidarme, no lo necesito, ya estoy aprendiendo a cuidarme y protegerme yo sola.
Me pongo todo lo cerca de él que me atrevo, dejando bastante distancia por si tengo que salir corriendo.
-Y no soy pequeña ni frágil, es solo que tú eres enorme.
Él suelta una risotada y me dice que "menudo genio he sacado de golpe.", me giro y sigo caminando, ya he estado demasiado tiempo temerosa y dominada por las acciones de otras personas, no quiero volver a estar así en mi vida y no voy a permitir que le pase lo mismo a otros como yo.
Noto a Chad detrás mio, y eso me pone nerviosa "este chico ¿no se rinde nunca?", y ese maldito olor a chocolate que no cesa, hace que me duela la boca y que mis colmillos me piquen. "¿Por qué me pasa esto.? " Mis tripas rugen. Y al girar una esquina veo la puerta de mi habitación.
-Por fin.
Chad me pregunta que "¿Por fin que?" vuelve a estar demasiado cerca para mi gusto.
CHAD:
Me acerco a ella, necesito sentir ese aroma a aceitunas más
cerca. Joder, creo que cuando salga de aquí me voy a zampar cinco botes más o
menos. Se me hace la boca agua, no babeo...pues no sé por qué, pero que no me
falta mucho estoy seguro. Alzo mi mano y susurro un ‘no te haré daño’,
acaricio su mejilla y la retiro al instante, sin dejar que pase mucho tiempo ya
que ha encogido su cuerpo sobre ella misma y me ha mirado temerosa.
Doy un paso hacia atrás y siento como en mis dedos cosquillea una sensación extraña, que va desde mi mano a mi cerebro, a mi corazón y como no, sin pasar desapercibida y sin quitarle protagonismo a mi miembro, que reacciona al instante poniéndose duro como una piedra.
Arrugo la cara un poco, ni yo mismo entiendo porque me acabo de poner así con solo oler a aceitunas y haber acariciado mínimamente su rostro, es tan suave...que querría acariciar su cara un poco más, pero seguro que se asusta, corre y se encierra donde dice que por fin ha llegado.
-¿Es...es tu habitación?
Ella se queda muda y hace un movimiento de cabeza demasiado corto para entender si es un sí o un no. Yo mismo estoy deseando que niegue con su cabecita para pasar más tiempo con ella, llegar a donde deseaba refugiarse significa que termino de estar con ella, ya que ya he cumplido con lo que dije de acompañarla hasta donde fuera.
Veo como su pequeña nuececita traga saliva algo dificultosa y asiente un poco con la cabeza. ¡Mierda! Ladeo la cabeza y asiento con mi cabeza, giro la cara y miro hacia atrás comprobando la salida por donde vine.
-Bien, entonces...me toca retirarme ¿no?
HANNA:
Miro de la puerta de mi habitación a Chad y viceversa y
aunque tengo ganas de entrar a mi habitación, ducharme y acurrucarme en mi cama
para olvidar todo lo que ha pasado esta noche, no sé por qué pero no puedo
dejarlo ir, una parte de mi quiere retenerlo y que me siga haciendo compañía. Todavía
cosquillea en mi cara el contacto de sus dedos y debajo de toda la ropa tengo
los pelos de punta.
- Se...será mejor que entre.
Pero mis pies no se mueven del sitio y Chad no deja de observarme, noto como el color empieza a cubrir mis mejillas "¿Cómo se actúa en estos casos?" hace años que no tengo una charla tranquila con alguien y la verdad es que es agradable. Pero me acuerdo de el por qué y todo se me vuelve a caer encima. Enderezo mi espalda enfundándome valor.
- Gracias por acompañarme, pero no quiero molestarte más.
Empiezo a retroceder hacía mi puerta y meto la llave en la cerradura para entrar, siento más que noto una presencia a mi espalda y se me pone la piel de gallina. Me giro y ahí está Chad a un par de centímetros de mí.
- ¿Qui.. quieres algo?
Me sale un hilillo de voz y trago saliva, el olor a chocolate lo envuelve todo e inconscientemente paso mi lengua por mis colmillos.
CHAD:
Observo lo que hace con sus colmillos y es como una acción
que va directa a mi entrepierna activándola más de lo que ya estaba. Trago
saliva y enfoco mi vista a esa parte de su boca, me relamo inconscientemente.
-No te hagas eso por los dioses...
Sueno algo ronco, y ella se asusta, carraspeo y me disculpo agachando la cabeza. Me llevo una mano a la cabeza y rasco tirando luego mi pelo hacia atrás. Sonrío de lado y miro su puerta.
-Es solo que, eso es muy sexy. Eh..bueno yo quería ver si te voy a volver a ver, me gustaría saber más de tí.
Me pregunta que por qué y yo solo puedo encogerme de hombros y reír algo desconcertado por todo lo que está saliendo de mi boca, ni yo mismo me comprendo, sino seguro que se lo habría explicado hace 10 minutos.
Veo como abre su puerta y dice que no sabe, que ella apenas sale del Ragnarok, se siente segura aquí. "Vamos, piensa algo rápido Chad, que como entre en esa puerta sin antes decirle nada, seguro que pierdes cualquier ocasión de volver a verla."
-¿Y si te vengo a buscar yo y solo damos un paseo?
Me da evasivas, pero yo sigo insistiendo. Anda...que
cualquiera que me vea no me reconocería. Agarro una de sus manos al vuelo, la
tapo entre mis manos y se la acaricio, la alzo a mi boca y dejo un suave beso.
-Dentro de poco estaré aquí para sacarte a algún lado, te lo prometo...no te pasará nada a mi lado pequeña.
HANNA:
Me quedo mirando como una tonta como besa mi mano sin
apartar su mirada de la mía, todo parece mucho más íntimo.
Separa su boca de mi mano para decir algo pero la sigue manteniendo entre las suyas, tan grandes que la mía desaparece completamente. Un hormigueo recorre esa mano, por sus caricias y envía olas de placer a todo mi cuerpo, él dice algo pero casi ni me entero, estoy completamente centrada en todo lo que me hace sentir.
Asiento con la cabeza, por costumbre, y él sonríe, vuelve a dejar otro beso en mi mano y me dice "Hasta pronto, pequeña". Cuando suelta mi mano y se va, al momento me siento sola, y antes de hacer alguna estupidez entro en mi habitación y la cierro con llave y voy hasta el lavabo, me desnudo y me quedo mirando el espejo, abrazando la mano que el acaba de besar. Niego con la cabeza y dejo caer la mano.
- Quítate de la cabeza esas ideas románticas Hanna, sólo lo hace porque le das pena.
Me obligo a no pensar más en él, "seguro que no volverá a pasar, encontrará a una chica guapa, que si que tenga pelo, serán felices y le dará todo lo que tu no puedes, porqué estas rota y nunca podrás querer." Este pensamiento me rompe el corazón más y termino de ducharme, y me meto en la cama sin siquiera secarme.
Mañana será otro día.
AL DIA SIGUIENTE...
CHAD:
Me muevo nervioso delante de su puerta. ¿Entro, no entro?
Estar está...porque huele a aceitunas por todas partes. Sonrío al recibir
intensamente ese olor, está detrás de la puerta... ¡mierda! Seguro que sabe que
estoy aquí fuera y he quedado como un imbécil...
Cojo aire y cojo fuerte la rosa de mi espalda, espero que no la parezca una bobada y que la guste el color, me recordaba a ella, tímida, fría, distante...pero a la vez tan delicada y con tanta belleza. Buf, venga, ya está Chad, prometiste venir, ella lo sabe asique llama. Me recompongo y me pongo un poco tieso. Pico con mis nudillos la puerta con toques no muy fuertes.
-¿Hanna?
Espero nervioso a que me abra. ¿Por qué estará tardando
tanto? Muevo una pierna contra el suelo impaciente, no me gusta esta espera, me
está poniendo el corazón a mil y yo ya no creo estar para estos trotes. No después
de como estalló esa...zorra mi corazón en millones de pedacitos que yo solo me
lamí en casa.
Acto seguido escucho unos pasos y preguntan desde dentro que quién es. Sonrío de oreja a oreja, siempre tan prevenida y desconfiada, quizás me guste, es demasiado precavida pero así evita disgustos.
-Soy Chad - carraspeo - el de ayer... ¿te acuerdas que dije que volvería a ver como estabas no?
Oigo unos pasos hacia atrás como corriendo de algo. Alzo una ceja y arrugo la otra hacia abajo, a este paso creo que estoy espachurrando tanto el tallo que no sé como acabará la rosa azul. Echo mi cabeza hacia atrás y veo que aún está en muy buenas condiciones. Y justo en el instante que tengo el cuello girado de lado y hacia atrás mirando por el rabillo del ojo la rosa, se escucha la puerta. Giro mi cabeza para verla, pero me quedo embobado mirando sus ojos, ¡joder! Son preciosos. Ella carraspea, se frota las manitas.
-Perdona...venía a ver que tal estabas y si estabas mejor que ayer.
Sonrío al verla, saco una mano de detrás de mi espalda y voy
a acariciar su mejilla, ella se tensa y recula un poco con el cuello, pero yo
me niego a no poder tocarla un poco, asique con el dorso de mis dedos la acaricio
y después retiro mi mano.
-Parece que sí, aunque creo que sigues desconfiando de mí... ¿me equivoco?
HANNA:
Estoy tirada en la cama pensando en el chico de ayer, no sé
por qué pero me impacto y no veo la hora de volver a verle, pero sé que no lo
volveré a ver. Él dijo que volvería pero solo quería ser amable, conocerá a
alguna chica y se olvidara de mí.
Niego con la cabeza pero que estoy diciendo, si ni siquiera se fijo en mi. Mi estomago empieza a rugir, me llega como un olorcillo a chocolate que hace que se me haga la boca a agua, miro el reloj y aún quedan varías horas para comer. "Decididamente tengo que encontrar un sitio donde pueda comprar chocolate."
Me levanto lentamente y sin darme cuenta termino delante de la puerta, el olor aquí es más fuerte "Alguien lo estará comiendo." Empiezo a alejarme de la puerta cuando oigo unos golpes en ella y la voz de un hombre llamándome. Instintivamente me tenso. Me alejo un poco de ella.
-¿Quién es?-
Cuando me dice que es Chad, la respiración se me vuelve más agitada y mi
corazón parece como si quisiera escapar de mi pecho. Miro alrededor y veo la
habitación echa un cristo. Corro y recojo un poco las cosas, quitando cosas de
medio, estiro la funda nórdica, haciendo bien la cama y miro que aún estoy con
el pijama, suerte que es largo y tapa todas mis heridas.
Echo una última ojeada alrededor y abro la puerta. Chad esta mirando algo detrás suyo, eso me hace desconfiar, y empiezo a frotar mis manos nerviosa, mi boca de golpe está seca, carraspeo un poco y el me mira fijamente con una gran sonrisa.
Dice que venia a ver como estaba, alarga su mano para tocarme, echo mi cabeza hacía atrás, no me gusta que nadie me toque, no desde el secuestro, pero el termina de alargar la mano acariciando mi mejilla con dulzura, su tacto hace que todo mi cuerpo cosquillee.
-Es...estoy bien.-
Mi voz sale entrecortada y casi no se me oye. Él dice que sigo desconfiando de él. Levanto la mirada y lo miro, lo sabe y aún así ha venido.
- Si, desconfío de ti y de todos.-
Me abrazo a mi misma y me apoyo en el marco de la puerta mirándole, a él le molesta que no me fíe de él, pero como voy a hacerlo. Chad se muerde el labio nervioso y me dice que ha traído algo para mí. Saca su mano de detrás de la espalda y me tiende una rosa azul, preciosa. Lo miro y alargo mi mano intentando no tocarle, pero nuestros dedos se rozan.
- Gracias.
Cojo la rosa y me la quedo mirando, nunca nadie me había regalado flores, creo que mi padre cuando era pequeña, pero ya no me acuerdo, si que recuerdo como se las regalaba a mi madre. Entro dentro de la habitación y cojo un vaso para ponerla en agua.
Cuando me giro para ponerla en la mesa Chad esta dentro de la habitación observándola.
CHAD:
Miro divertido como va a colocar la rosa en agua y cierro la
puerta a mi paso, espero que no la moleste. Y como buena pizca de cotilla que
tengo miro su habitación, la gusta el rosa y el blanco ¿ no? Casi todo es de
ese color, lo mismo debí comprar una rosa blanca. Me froto la nuca dudoso, pero
cuando veo una sonrisa dibujada y acariciando con sus delicadas manitas los
pétalos de la rosa azul elimino ese pensamiento de la cabeza.
-Muy bonita tu habitación...
Ella se encoge de hombros y me voy acercando a ella con cautela. Me quedo a dos pasos de lejanía de su cuerpo, aunque el mío ruge por dentro por no poder estar más cerca, aunque no creo que a ella la agradase tanto como a mí poder rozarla un poco.
-¿Quieres que vayamos a tomar algo, o estás más cómoda estando aquí?
Ella ladea la cabeza y vuelve a encogerse de hombros, creo que esto me va a costar mucho, quizás demasiado para la voluntad que me queda, aunque sé que merecerá la pena, lo difícil siempre vale, o eso se dice.
Veo unos sofás al lado de una pared y me encamino hacia ellos, me siento y me remango un poco los pantalones para que no me aprieten. Sonrío y miro hacia Hanna, palmeo a mi lado.
-Déjame demostrarte que puedes confiar en mí, aún no he hecho nada… fuera de lo normal, ¿no?
HANNA:
Miro a Chad que esta repantigado, como sólo un hombre puede
estar en un sillón, aunque el sillón se ve demasiado pequeño al lado de Chad,
toda mi habitación se ve pequeña en presencia de Chad, invade todo mi espacio,
pero aunque tengo miedo, no me molesta. Me alejo hacía la nevera intentando
ganar tiempo y espacio, no estoy acostumbrada a tratar con nadie que no sea
Danna o los otros secuestrados.
-¿Quieres tomar algo? No tengo mucho solo Coca-Cola y agua.
Me dice que una Coca-Cola esta bien, cojo dos, una para él y otra para mi y dos vasos, los coloco en una bandeja y voy hacía los sillones. Dejo la bandeja en la mesa pequeña y cojo mi Coca-Cola y me empiezo a servir.
-No hacía falta que vinieras.
Me encojo de hombros y doy un sorbo a mi Coca-Cola, jugueteando con el vaso, este chico me pone nerviosa. Es agradable e intenta respetar mi espacio pero se nota que esta tenso no deja de apretar los puños. Me dice que ya sabe que no hacía falta que viniera pero que él quería.
Estira la mano y roza mi brazo con sus dedos masculinos, se me pone la piel de gallina y me alejo otro poco.
CHAD:
Dejo que un gruñido escape de mi garganta cuando retrocede
evitando que las yemas de mis dedos acaricien su brazo. Joder, necesito
tocarla, todo mi cuerpo cosquillea, las manos me arden, no puedo aguantar esto
mucho más me muero por acariciarla como es debido, tampoco pido
caricias...sexuales o cosas de esas, solo tocarla. Su piel… es tan suave a
pesar de las cicatrices.
-Por favor, déjame acariciarte, te prometo que no te haré daño, me gusta tocarte.
Ella niega ligeramente con la cabeza, suspiro y decido beber algo para tragar el nudo de mi garganta. Abro la lata y bebo de ella. Suelto el aire de golpe, la sensación burbujeante me recorre la garganta y me refresca las cuerdas vocales.
Muevo un poco mi culo arrastrándolo por el sofá y acercándome a ella con cuidado, alzo mi mano por su costado cubierto por el pijama, pasando por el brazo hasta la mejilla. Sonrío al ver que ya no se aparta tan bruscamente.
-Eso es pequeña...y ya sé que no hacía falta que viniera, pero lo prometí y para que engañarnos, no sé que me pasa pero necesitaba volver a verte. Eres muy dulce...y tienes unos ojos preciosos.
Ella se sonroja y me quedo prendado de sus ojos y sus mejillas coloradas, que guapa está cuando se pone así. Sonrío embobado, cualquiera que me vea de nuevo así creerá que no me cuesta pasar pagina, pero con ella todo es tan fácil y sencillo...
Sonrío entusiasmado cuando escucho salir de su garganta un ronroneo. Bajo la mirada por su cuerpo, se nota que aún tiene rasgos infantiles y eso me gusta, conserva algo de su niñez. Miro los corazoncitos y ositos de su pijama, yo también quiero uno de esos abrazos, no me vendría nada mal.
HANNA:
Miro al suelo, pero aún sigo sintiendo un cosquilleo por el
recorrido que ha echo en su última caricia. Este hombre me hace sentir cosas,
que no quiero sentir, yo debería estar muerta como mis padres y aquí estoy
disfrutando de algo que me tendría que estar negado.
No puedo alejarme más así que me quedo quieta.
No puedo alejarme más así que me quedo quieta.
-Nada en mi es precioso. Toda yo soy fea, me rompieron Chad de la peor forma. Y
no mereces preocuparte por alguien como yo.
El sigue acariciando mi brazo pero se le nota que cada vez está más tenso, mis palabras no le han gustado nada... pero es como me siento.
-Sólo sientes que tienes que protegerme porqué me ves débil. Conocerás a alguien que te merezca, no como yo.
Él me pone un dedo en la boca para que me calle y me dice que no soy fea, que soy preciosa y que si que se preocupa por mí y que también me protegerá para que nadie me vuelva a hacer daño, y que él se encargará de acabar con esos desgraciados. Niego con mi cabeza tensándome.
- No necesito a nadie que me vengue, ya me estoy preparando yo para eso y luego podré morir en paz para reunirme con mis padres.
La mano de Chad se para de mover en mi brazo, yo miro mi vaso de Coca cola, no quiero enfrentarme a su mirada, no sé que le ha puesto furioso pero lo está y no quiero que lo pague conmigo.
CHAD:
La furia invade todo mi cuerpo pero sobre todo mi corazón,
se me arruga, se encoge, oír a alguien tan joven y bello hablar de que ella
misma se enfrentará a su muerte por propia voluntad es algo escalofriante que
recorre mis sentidos alertándoles.
-¡No! ¿Como que te irás a reunirte con tus padres Hanna? ¿Qué burradas estás diciendo? No puedes morir por propia voluntad.
Ella se encoge de hombros y me dice que porque no, si ella ya no tiene nada aquí, no tiene que hacer, ni con quien estar. Tuerzo el morro, esta conversación no me está gustando un solo pelo, no lo permitiré aunque tenga que recorrer cielo y tierra.
-No te lo voy a permitir Hanna, vas a estar a mi lado y nada te va a pasar, no dejaré que realices tu última voluntad, no pienso ver como dejas que me desvanezca en la oscuridad de verte morir en mis brazos.
Me recorren miles de escalofríos y me encojo. Con efusividad y sin controlarme la agarro con mis brazos y la atraigo a mi pecho abrazándola con mimo, ella se tensa y se remueve.
-Shhhh....no pienso hacerte daño nena, pero no te vayas.
Acaricio su pequeño cuerpecito con delicados toques de dedos para que vea que no voy a hacerla ningún tipo de daño, de hecho no aprieto tanto como me gustaría, muevo mi nariz a su pelo y la olisqueo...es impresionante el olor que desprende a aceitunas, ¿será posible?
HANNA:
Me tenso en brazos en Chad, empiezan a venir a mi mente
todas las atrocidades que han echo conmigo en todos estos años y empiezo a
hiperventilar. No paro de moverme intentando apartarme del enorme cuerpo de
Chad, a su lado el mio queda completamente oculto por todos sus músculos.
- NOOOO. SUÉLTAME.
Él sigue sin hacerme caso, no se separa de mi cuerpo ni un sólo centímetro. El terror empieza a invadir todo mi cuerpo, Chad me sienta encima de sus piernas, y empieza a aumentar cuando noto su erección contra mi cadera.
Me tenso más si cabe y empiezo a patalear mientras sus dedos no dejan de tocar mi espalda y brazos. Dice algo pero los oídos me pitan por el terror que siento. Todos son iguales, se aprovechará de mí.
-NO QUIEROOOO.
Las lagrimas acuden a mis ojos y mojo la camiseta de Chad, ya que estoy completamente pegada a él. Él se separa de mi y cuando me ve llorando se queda blanco y me separa un poco de él, pero sin dejarme moverme de encima de sus piernas y me seca las lagrimas con sus dedos acariciando mis mejillas. Ofreciéndome consuelo y algo de seguridad. Mi cuerpo no deja de temblar.
Me quedo paralizado al oírla gritar tan fuerte, parece tan
asustada, tan vulnerable y lo peor de todo es que yo he causado este
apresurándome a darla un abrazo que ella no quería. ¡Joder! Me paso las manos
por el pelo sin saber bien que hacer, pero ella no se levanta de encima de mí.
La veo llorar y el alma se me cae al suelo, destrozado por completo. Paso mis
pulgares temerosos por sus mejillas.
-Por favor, no llores, no me gusta verte así...yo solo quería abrazarte pequeña, te lo juro, no busco nada más de tí. Sólo poder tranquilizarte y demostrarte que soy de fiar, pero...me he equivocado.
Mi cara cambia de expresión, me siento fatal por haberla hecho daño, emocionalmente hablando. Cierro los ojos y me riño a mí mismo, estoy enfadado conmigo mismo por haber hecho lo que he hecho cuando ya me advirtió que no la gustaba que la tocasen, ¡soy un puto cabezota!
Ella me mira sin entender, con cuidado la cojo de las caderas y la siento de nuevo donde estaba, alejada de mí y no hay cosa que más me duela, verla así. Me levanto y me froto la cara con una mano sin saber muy bien que decir o que hacer. Creo que lo mejor será que me vaya, no quiero causarla más recuerdos de esos, y encima soy un puto descarado, su tacto y el olor que me vinieron hicieron que mi miembro se endureciese ligeramente. Fijo que lo ha notado y eso la puso aún peor creyendo que buscaba algo más.
-Lo siento Hanna, creo...que yo...debería irme, te he causado demasiados
recuerdos dolorosos y buscaba lo contrario.
Su cara refleja una tristeza que es similar a si me arrollasen con un coche a toda velocidad por una autopista, uno tras otro. ¡No mierda! No me refería a irme del todo, me arrodillo delante de ella a dos pasos de distancia.
-No me malinterpretes...yo creo que debería marcharme, por hoy. Necesitas estar tranquila y solo te he alterado más, si quieres verme vendré con que solo me lo pidas.
HANNA:
Lo miro cuando me dice que se va... "Normal, le
he asustado con mi espectáculo." Suelto un suspiro "Ahora
tendrá algo de que reírse con sus amigos.". Siento como si me
estuvieran destripando el corazón y eso que pensaba que no tenía después de
todo por lo que he pasado.
Se arrodilla cerca mía pero sin tocarme dándome mi espacio. Todo iba bien hasta
que me ha abrazado. "¿Por qué me tocó a mi?”. Me seco las
lagrimas, mirando a todos lados, no necesito quedarme sola, sé que me echaré a
llorar y que estaré vigilando la puerta, hora tras hora esperando que vengan
otra vez y me vuelvan a llevar con ellos.
-Yo...yo no quiero que te vayas.-
Me sale una vocecilla de niña pequeña, cosa que odio.
Mientras Chad vuelve a pasarse la mano por el pelo sin saber que hacer.
Extiendo mi mano lentamente y con la punta de mis dedos toco su mano, la retiro
rápidamente al sentir el hormigueo en mi mano.
-Quédate un rato más por favor... No quiero quedarme sola, no ahora.
Subo mis pies al sofá y abrazo mis rodillas con mis brazos. Chad suspira y me dice que se quedará un rato más e intentará no tocarme, al menos no mucho.
- Vale.
Se vuelve a sentar en el sillón en el que estaba, le miro fijamente sin perderme detalle de su aspecto y de la tranquilidad que me genera. Después me mira con inquisición y me dice que mejor pensado se quedará si prometo no ir sin él a por los que me hicieron eso y no dejarme matar por ellos. Yo me lo quedo mirando dolida.
- Chad, yo no quiero seguir viviendo, nada me ata a la vida. Estoy rota, no puedo ser buena para ti. Sólo mírame, no soy nada, no al lado de Danna, o Ruth, o Aileen, o de cualquier de las otras mujeres que pasan por el Ragna.
Chad me pone un dedo en la boca diciéndome que me calle y me dice que algo bonito tiene que haber en el mundo que me guste y que la vida tiene un montón de razonas por la que he de vivirla.
- Para mi no, ya no veo nada hermoso, también me arrebataron eso.-
Bajo la cabeza y miro al suelo.
CHAD:
Algo se revuelve en mis entrañas, verla así de frágil es
algo que no aguanto, cuando baja la cabeza y su mirada refleja pura tristeza y
desolación me dan ganas de acogerla entre mis brazos, pero sé que no puedo y
eso me joroba más que nada en este mundo, quiero poder cuidarla y protegerla
entre mis brazos, pero para ello tendré que ganarme su confianza.
-Por favor, mírame...Sí que hay cosas bonitas, lo que te pasó fue...algo horrible que no se va a volver a repetir si yo estoy cerca de tí Hanna, pero ni por un instante pienses que voy a dejar que te arrebates la vida. Eso ni en broma.
Va a abrir la boca pero niego con mi cabeza mirándola seriamente, de hecho esta
será de las pocas veces que no permito que alguien me rebata algo que digo y
con un tono de seriedad como el que tengo en estos momentos.
-Voy a darte la mano, ¿vale? Solo la mano.
La advierto de lo que voy a hacer antes de hacerlo para que se prepare con algo de tiempo a mi tacto, avanzo con la mano muy despacio agarro la suya y la dejo entre las mías como si se tratase de un sándwich.
-Sé que ahora todo lo ves negro, y no te culpo, esos malnacidos sin piedad te han destrozado de las peores maneras posibles, son retorcidos y asquerosos pero pagarán por esto nena...te lo juro.
Veo como traga saliva con fuerza y sus ojos brillantes se clavan en los míos,
dioses...es tan preciosa a pesar de estar tan menudita...Me embobo en su mirada
pero me obligo a seguir hablando sin quitarla ojo.
-Hanna tarde o temprano esto pasará y yo te haré ver de nuevo que si existen cosas bellas en la vida, entre la oscuridad siempre hay un rayo de luz, sino no sabríamos que es claridad y que oscuridad...Y te aseguro que tú eres bella aunque consideres que estás rota, yo te ayudaré a reconstruir todo lo que te rompieron, solo déjame hacerlo. Quédate conmigo.
Pongo su mano en el lado de mi corazón y se me aceleran los latidos al sentir su mano sobre la zona donde está mi corazón también destrozado por una bruja sin piedad. Me estremezco y se me acelera un poco la respiración.
-No me dejes solo nena, quédate conmigo.
HANNA:
Miro su mano más grande que la mía posadas juntas en su
corazón. Noto los latidos de él contra mi mano, le va rapidísimo casi como el
mio ahora mismo. Desde que Chad ha entrado por esa puerta que lo siento latir a
mil por hora.
-Chad, no puedo reconstruir todo...
Lo miro dolida. Pensando en todo lo que me han arrebatado hasta ahora.
-... ¿Cómo reconstruyo a mis padres? Los mataron delante de mis ojos y no pude ayudarles. ¿Eso cómo lo supero? Llevo años pensando en lo que podría haber echo, como si hubiera sido más fuerte, hubiese sabido defenderme, hubiera podido protegerlos, a ellos y a mi. Dime Chad ¿Cómo los traigo de vuelta conmigo?.
Quito mi mano de entre las suyas lentamente, anhelando su contacto, un rato con este chico y necesito tenerle cerca y su contacto. Nunca hubiese pensado depender otra vez así de alguien. Y me está entrando miedo.
-No puedo decirte que me quedaré contigo, no sería justo para ti Chad. Sólo puedo decirte que por ahora estaré aquí, pero no sé dentro de unos meses, unos años..., no puedo prometértelo.
Vuelvo a abrazarme las rodillas y mirar la pared. Me gustaría poder desaparecer y no sentir como me siento y lo que siento... . Chad esta tenso a mí alrededor, soy demasiado consciente de todo lo que siente y no sé como sentirme respecto a eso.
Él extiende su mano y acaricia mi cara con mucho cuidado, esta vez no me genera tanta ansiedad, solo un puntito, hay que ver como me estoy familiarizándome con su toque y aprendiendo a disfrutar estos momentos, a no creer que después de esos toques vendrá lo que más temo. Cierro los ojos e inconscientemente acerco mi cara hacía su mano buscando más.
CHAD:
Sonrío triste al ver como se roza la mejilla contra la palma
de mi mano y me recorren sensaciones electrificantes por todo mi cuerpo. Nunca
me había pasado esto tocando a ninguna otra mujer, pero con ella necesito este
toque.
-Te quedarás conmigo, te lo juro, dentro de meses, años, siglos...estarás conmigo pequeña, te lo prometo.
Cierro mis ojos y recorro con caricias suaves su mejilla disfrutando de su piel fina y suave. Se abraza más fuerte a sus piernas y yo ya no sé que puedo hacer para que se olvide solo por unos instantes de la tortura a la que fue sometida. Retiro mi mano y escucho un quejido que proviene de su garganta, sonrío como un niño pequeño y me llevo las manos al cuello, me quito el collar que llevo puesto.
Lo miro entre mis manos y sonrío, espero que lo lleve siempre puesto y lo cuide
con cariño, es una baratija pero es un regalo al que tengo verdadero aprecio y ahora
quiero que lo lleve ella.
-Puedo...ponértelo?
Ella se queda mirándolo y con cuidado paso mis manos por su cuello, engancho las partes y coloco bien las chapas. Sonrío y me acerco un poco hacia su cara acaricio su mejilla.
-Te queda muy bien, acéptalo como regalo, no voy a aceptar un no por respuesta.
Ella lleva sus manitas a las chapas y las echa un vistazo, mi nombre, mis años, el día de mi nacimiento...etc etc.
-Es una pequeña bobadita, pero quiero que lo lleves.
Ambos sonreímos como tontos y ella se dedica a leer la chapa sin quitarla ojo, la acaricia con mimo y me gustaría que esas caricias me las hiciera a mí, pero creo que de momento me tengo que conformar que quiera mis caricias y quiera acariciar algo mío.
HANNA:
Paso mis dedos por las inscripciones de las chapas. Es el
primer regalo que me hacen en diez años y significa mucho para mí, pensaba que
nunca más tendría regalos.
Veo que su cumpleaños es en dos meses, paso mi dedo por la fecha una y otra vez. Otra cosa que no celebro desde que me secuestraron, lo que son novedades para mí, a él seguro que no les interesa.
-Gracias, no me lo quitaré nunca.
Sigo acariciando las chapas, cosa que me relaja un montón, me levanto y voy a la mesita de noche abro un cajón y saco una pulsera que tengo de antes de que me secuestraran, esta y un anillo que me regalo mi madre, fueron lo único que no me quitaron, siempre que podía las llevaba encima o las escondía en mi celda.
Me acerco a él y se lo tiendo. Chad me mira con los ojos
como platos.
- Tú me has echo un regalo y yo te hago otro. Es muy viejo, pero no tengo muchas más cosas. Es algo que no me quitaron cuando me secuestraron, y le tengo mucho cariño, pero prefiero que lo tengas tú.
Se la pongo en su mano y me vuelvo a sentar en el sofá. Chad mira la pulsera y se la pone. Le queda a la medida, como si hubiera sido echa para él.
- Cuéntame más cosas sobre ti por favor.
Cojo las chapas y las acaricio como un tantra.
CHAD:
Miro la pulsera con cariño. Yo no la había regalado el
collar para que ella me diera nada, pero esto...Tiene que representar algo por
narices. ¿Lo lleva desde entonces? Dioses, cuantas cosas habrá visto esta
pulsera...No sé si me gustaría poder verlas yo también para deber a cada uno lo
mismo que la hicieron pero con creces.
Quito la vista de la pulsera y la miro fijamente, no hace más que tocar las chapas. Sonrío al verla tan concentrada en ellas. Paso mis nudillos por su mejilla.
-Pues no sé que más contarte...Sabes mi nombre, los años que tengo, cuando es mi cumpleaños...
Me quedo pensando y ella me mira risueña. Bueno...puedo hablarla de mi trabajo y a la vez hobby, la verdad es que cuando se trabaja en lo que te gusta no es tan terrible madrugar.
-A ver, yo trabajo de mecánico, me apasionan los coches y todo lo que tenga que ver con ellos. Por eso muchas veces si me ves estoy lleno de aceite y de grasa.
Me echo a reír al ver como arruga la nariz como si la diera un poco de asco, no es raro, a mucha gente le parece asqueroso estar pringado horas al día, pero a mi me da igual, además el olor de la gasolina me encanta...es un vicio, puro vicio.
Ella me pregunta sobre chicas. Se me atraganta la risa y desvío la mirada, cuando me da una punzada en el estómago, desde que conozco a Hanna la decepción sobre ella es menor, pero no deja de molestarme haber sido engañado, eso es normal ¿no?
-Pues...digamos que me rompieron el corazón, mientras ella estaba conmigo… se estaba tirando también a otros. La pillé en plena faena.
Aprieto los puños al recordarlo, no supe ni como reaccionar simplemente la llamé cosas horribles y me fui. El día que la vi conocí a Hanna y me alegro de haber salido de allí por verla y poder conocerla.
HANNA:
Dejo de tocar las placas y lo miro sorprendida. ¿Quién
podría hacer algo así?.
-¿Cómo podría alguien hacerte algo así? Tú eres muy bueno y si ella te hizo eso no merece estar contigo.
Chad me mira parpadeando sorprendido, ni yo misma me creo que este diciendo lo que estoy diciendo.
-Si yo hubiera sido ella, no hubiese sido capaz de hacerte eso.
Él sigue acariciando mi mejilla con sus nudillos, poco a poco me estoy acostumbrado a él, y solo en un día... si sigo así en unas semanas, en unos meses... no sé todo es posible. Aunque no quiero emocionarme demasiado.
-No merece la pena sufrir por ella.
Aunque tengo ganas de acariciar su mano para darle ánimos, aún es demasiado pronto para mí. Así que acaricio las placas que para mi significan un apéndice de él mismo.
-¿Tienes familia?
Este tema es doloroso para mí, pero prefiero cambiar de tema, por qué se nota que aún está afectado por lo de la chica esa. Me gustaría conocerla para poder vengar el dolor que le ha afligido a Chad.
CHAD:
Sonrío algo afectado por hablar del tema, pero ya no es
dolor, ya no duele tanto, solo molesta, molesta por puro orgullo de que te
engañen con otra persona, y encima en tus propias narices. Niego con la cabeza
echando ese pensamiento fuera de mi memoria y me centro en Hanna, no me puedo
creer que diga que si hubiera sido ella. Podría serlo, podría ser la indicada
si acepta que la pueda tocar y me quiera tocar.
-Tranquila pequeña, ya no duele...solo molesta, todos tenemos orgullo y ella machacó el mío hasta destrozarlo. Ya no sufro, al menos por ella, no.
Parece que su cara se relaja un poco y creo que consigo entrever una media sonrisa, pero tiene la mirada y la cabeza tan agachadas que no sé si consigo verlo del todo. Miro la pulsera, la coloco bien y toco las cuerdas y el adorno, lo luciré encantado. Parpadeo a su pregunta, ¿de verdad quiere conocerme tanto como para irme preguntando? Sonrío y respondo encantado a sabiendas que no puedo ni debo preguntar y tú.
-Mi familia te encantaría pequeña, mi padre, mis hermanos y yo trabajamos juntos en el taller de mecánica y mi madre y mi hermana...bueno, ellas nos llevan el negocio prácticamente. Ellas lo dirigen, nosotros trabajamos.
La guiño un ojo y veo como se ruboriza. Sus mejillas se tornan rosadas, es tan bonita cuando se pone así que dan ganas de achucharla. Miro la hora y observo que se me ha hecho muy muy tarde, he de ir a cenar con ellos.
-Hablando de mí familia, además de que estoy seguro que te llevarías genial con mi hermana...ahora que me los recuerdas, he quedado para cenar con ellos y como no me presente creo que me va a caer una buena bronca. No quiero dejarte aquí sola, me lo estaba pasando muy bien.
Ella ladea la cabeza y se encoge de hombros diciéndome que no pasa nada, que vaya tranquilo, ella no se moverá de aquí. Eso me lo suponía, por suerte o por desgracia.
-Vendré pronto para volver a verte Hanna...te lo prometo. ¿Me dejas darte un mini-beso en la mejilla?
Ella se encoge un poquito más, me acerco muy despacio y poso
los labios muy superficialmente sobre su carrillo aún rojito. Dejo un beso
suave y ligero y me vuelvo a apartar rápido para que no se altere ni se sienta
mal de nuevo.
HANNA:
Chad me dice adiós y lo veo salir por la puerta. Llevo mi
mano a mi mejilla y acaricio el lugar donde los labios de Chad se han posado,
aún noto como un hormigueo.
Cojo las chapas y dejo un beso en ellas, imaginando que son Chad, como se sentiría su barba contra mis labios. Niego con la cabeza y coloco las chapas por dentro de mi camiseta.
Miro la hora y veo que aún es temprano, así que decido ir a entrenar un rato con Daanna o pasarme a charlar con Violet en su habitación.
Corro a la ducha, me ducho en un plis plas y me visto en un suspiro. En el ambiente aún huele a chocolate. A lo mejor primero me paso a comprar un par de tabletas, antes de que cierren los supermercados.
Abro la puerta, olisqueando el ambiente una vez más y me voy a comprar chocolate dando saltitos, sintiéndome un poco mejor que de lo que me he sentido en mucho tiempo.
_________________________FIN DE ESCENA___________________
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